Método Kaizen: pequeños pasos para transformar tu vida

¿Qué es el método Kaizen?

El método Kaizen nos permite conjugar deseo y voluntad sin que el peso del esfuerzo sea tan desproporcionado

La relación del método Kaizen. ¿Por qué nos cuesta tanto mantenernos firmes en nuestros objetivos? ¿Cómo podemos lograr nuestras metas sin perder la fe o la motivación por el camino?

La respuesta debemos siempre buscarla en nosotros mismos, en nuestro interior y en la manera en la que nos relacionamos con el deseo, la voluntad y el esfuerzo.

Sin embargo, existen algunos caminos que resultan más sencillos que otros, métodos que nos permiten conjugar deseo y voluntad sin que el peso del esfuerzo sea tan desproporcionado. Uno de ellos es el Método Kaizen.

Tanto si te propones cambiar de trabajo como hacer ejercicio, gastar menos o escribir un libro, hablar bien en público o dejar de fumar, el kaizen te ayudará a no desfallecer en tu enésimo intento, sintiéndote de nuevo fracasad@. Al contrario, potenciarás tu autoestima al darte cuenta de que consigues lo que te propones, casi sin esfuerzo.

¿Qué es el método Kaizen?

Se trata de un método práctico de “mejora continua”(así es como se traduce) que propone alcanzar grandes objetivos a partir de gestos mínimos (Ideal!, ¿no crees?). Resulta eficaz si quieres introducir mejoras en tu vida cotidiana y alcanzar la excelencia física, mental y emocional. Pero también es una metodología utilizada por grandes corporaciones para aumentar la productividad, la creatividad y la innovación.

El gran atractivo del kaizen, además de la sencillez y naturalidad de su práctica, es que propone logros perdurables. Es decir, cambios sostenibles. Por ejemplo, que pierdas cinco kilos de peso…y ya no los recuperes (como suele ocurrir).

¿Cómo surge el kaizen?

El 14 de agosto de 1945, ocho días después de que el avión bombardero B-29 Superfortress (más conocido como Enola Gay) dejara caer a su “chiquillo” sobre el cielo de Hiroshima, el Emperador Hiroito aceptó y firmó la Declaración de Potsdam, hecho que consumó su rendición ante los Aliados.

Al igual que ocurriera con Alemania tras la derrota nazi, los Aliados se repartieron el territorio. Estados Unidos, bajo el mando del General McArthur, tomó el control de las cuatro principales islas niponas. Este hecho despertó el interés de muchos profesionales americanos para trasladarse a Japón con el fin de ofrecer sus servicios de consultoría a una economía y una industria que necesitaban recomponerse, con el fin de desarrollar a sus mandos intermedios en la implementación de unos métodos de trabajo más eficaces que incrementaran la productividad.

Los profesionales americanos introdujeron el programa Training Within Industry, (base del actual sistema Lean) que ya había sido implementado por el gobierno federal para instruir a su mano de obra durante la Segunda Guerra Mundial, con el fin de satisfacer las exigencias de producción que causaba el conflicto bélico.

Así, el Training Within Industry se fusionó con la antigua filosofía china basada en los principios del Tao Te Ching, y en su variante dentro de la tradición japonesa. De la conjugación entre la cultura milenaria y la tendencia racional occidental nació la “Estrategia de Mejora de la Calidad Kaizen”, que llevó a la industria del país nipón a colocarse entre las primeras economías del mundo.

Pero… ¿Cómo funciona el método kaizen?

Uno de los lemas que identifican el kaizen es: “Hoy mejor que ayer, mañana mejor que hoy!”. Y es que las acciones pequeñas son el alma del kaizen. Dar pasos muy pequeños te puede resultar trivial o, incluso, ridículo. Sin embargo, su sencillez y facilidad de ejecución te ayudarán a avanzar día a día, consiguiendo, poco a poco, sortear los obstáculos que antes te vencían.

Pero, además, casi sin darte cuenta, estarás cultivando una metodología de mejora continua que te permitirá establecer y adoptar hábitos positivos que, sin duda, producirán cambios generales en tu estado anímico, mental y físico.

Y es que lo que hacemos habitualmente es plantearnos objetivos retadores, de grandes dimensiones, trazando un plan estratégico lleno de acciones contundentes que requieren de un esfuerzo igualmente contundente para llevarlas a cabo y buscamos la motivación bien en nuestro interior, en nuestro orgullo o en nuestra esperanza, bien en el exterior, buscando algo tan valioso para nosotros que logre mantener firme nuestro compromiso.

Sin embargo, en la mayoría de ocasiones, cuando se presentan las dificultades en la asunción del esfuerzo contundente y oportuno, nuestros objetivos empiezan a dejar de tener el mismo valor que le habíamos otorgado al principio, no son ecológicos para nosotros y perdemos la motivación. Solemos, además, buscar excusas para abandonar el objetivo justificadamente, intentando, sin éxito, engañar a nuestra autoestima.

Por el contrario, las acciones pequeñas son muy fáciles de conseguir, precisamente porque no requieren de un gran esfuerzo. Sin embargo, resultan efectivas porque facilitan que cada día estés más cerca de tu estado deseado y más alejado de tu estado actual, sin posibilidad de volver atrás, si fijas cada aprendizaje. Por ese motivo, el kaizen funciona.

Acciones Kaizen

Más allá de su aplicación a nivel corporativo, dentro de las estructuras del Lean Management, puedes aplicar el kaizen a tu vida y conseguir metas que te resultan imposibles. Vemos un par de ejemplos:

1. Si quieres dejar de fumar:

La primera opción será, por supuesto, el consejo médico. Las sustancias del tabaco son muy eficientes generando dependencia física y mental en nuestro organismo. Por eso nos resulta tan difícil abandonar este hábito y se explica que haya personas que consigan dejar de fumar durante tres o cuatro meses, incluso años, pero un día vuelvan al hábito con el mismo ímpetu que anteriormente.

En ocasiones, es mejor no pretender sobrepasar el muro de un salto, sino realizar pequeños pasos que nos ayuden a estar cada día más cerca de nuestro objetivo.

En ese sentido, desde la perspectiva kaizen se propondría a un fumador de 20 cigarrillos al día que siguiera fumando esos 20 cigarrillos, con la salvedad de que cinco de ellos estén cortados por la mitad. Si dicho fumador realiza esta acción tan sencilla, que no requiere esfuerzo, durante una semana, en realidad habrá conseguido disminuir el consumo en 17.5 cigarrillos, es decir, casi una cajetilla menos que la semana anterior. Si la semana que viene es capaz de seccionar 10 cigarrillos en lugar de 5, habrá conseguido dejar de inhalar el humo de 35 cigarros, lo que corresponde a casi dos días sin consumo. Cada vez que cortamos cigarrillos, estamos disminuyendo el consumo, pero no abandonando el hábito. Ese será un paso posterior. Sin embargo, disminuir progresivamente el consumo nos permite establecer un sistema de mejora continua que nos ayudará en todo el proceso.

2. Conseguir hacer ejercicio:

Katherine, una ejecutiva de banca, se dio cuenta de que, en dos años, había ganado casi 7 kgs. de peso. Casi todas las personas somos conscientes de que mantener cierto nivel de forma física es un tema de salud. Cuando ya no es posible disimular ese michelín “que antes no estaba” o nos duele la espalda más de lo normal, salta la alarma y nos hacemos la maldita promesa: corremos a apuntamos a un buen gimnasio, nos compramos ropa deportiva y nos descargamos dietas rápidas de cualquier página en internet. Pero tanto las dietas como las tablas de ejercicios son difíciles de seguir y de mantener por el rigor y el esfuerzo que requieren. Excusas como la falta de tiempo disfrazan nuestra falta de voluntad o motivación y nos damos cuenta de que estamos pagando la cuota mensual sin apenas pisar la lona. Ese era el caso de Katherine, quien al llegar a casa, sentía que no le quedaban más fuerzas que las justas para tumbarse en el sofá y ver un poco la tele. Desde la perspectiva kaizen, resultaría sencillo proponer a Katherine lo siguiente:

  1. a) Hazte con una simple mancuerna de 2 kilos (o de 1).
  2. b) Siéntate en el sofá y mira la tele.
  3. c) Cada vez que se interrumpa la emisión con un anuncio, coge la mancuerna y simplemente haz elevaciones cambiando de brazo, hasta que se reanude la emisión.
  4. d) Pasa luego a hacer lo mismo, pero de pie.
  5. e) Cuando estés preparada para moverte, sal a la calle y da una vuelta a la manzana.
  6. f) Luego 2
  7. g) Cuando ya estés habituada a moverte, deberías buscar una actividad (nadar, caminar, ir en bici) en la que te gustase involucrarte y colgar una foto de esa actividad encima del televisor, o en la puerta de la nevera, o en la esquina de un espejo.

El kaizen requiere simplemente de fe. Realizando pasos pequeños orientas tu brújula mental hacia una nueva dirección, permitiendo que tu mente haga el resto. El kaizen no promueve la revolución. Sólo pretende el cambio a través de la calma y el proceso continuo, siempre enfocado en la mejora. Si cada día realizas una acción de mejora, ¿qué duda cabe de que mañana serás mejor que hoy? El kaizen es el agua que pule la piedra del río sin apenas ser percibido.

 

Como explica Robert Maurer, “Si realmente quieres pasar a la acción, considera lo diferente que podría ser el mundo si más de entre nosotros gestionáramos nuestras vidas sociales, profesionales y personales con la creencia firme de que los pasos pequeños importan. El kaizen ofrece la posibilidad de que, a través de pequeños actos de bondad, e incluso de pequeños momentos de compasión e interés, podemos cambiarnos a nosotros mismos y, eventualmente, a la humanidad”.

Jordi Miguel – Senior Consultant

Bienestar laboral: Conciliación familiar y laboral.

Las tendencias en eLearning para 2021.

Herramientas de coaching y autocoaching.

Síguenos en LinkedIn para estar al día de todo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *